La fundación de Lima en estudio detallado
Bernabé Cobo, (S.I.). Fundación de Lima. s. XVIII (1784). Descripción: 230 f. : papel ; 314x210 mm. Enc. del s. XVIII en holandesa de cartoné decorado con papel plegado español verde, rosa y ocre en planos, y tafilete castaño en lomo. Lomo de cinco nervios con paletas de cordón dorado; dobles filetes dorados en entrenervios; tej. de tafilete rojo: “B. COBO /HISTORIA / DE LIMA”. Ex libris de la época de Fernando VII. Olim: N-18, VIII-J-2, 2-L-2
Signatura: II/204
Procedencia: Colección Muñoz, ingresada en la Librería de Cámara en 1799.
Bernabé Cobo (1580-1657), embarcado a Indias con 16 años, conoció en Panamá a un jesuita que le llevó a sumarse como novicio de la Compañía ya en Lima en 1599, en su primera estancia en la capital virreinal. Salió ya como jesuita de ella en 1609 yendo a vivir a Cuzco hasta 1613. Esos años adquiere buena formación en Humanidades pero más que la erudición le atrae sobre todo lo naturalista, es decir, la geografía y la rica fauna y flora americana, si bien se hace buen conocedor de la historia prehispánica, la incaica. Regresó a Nueva España en 1629 pero volvería al Perú en 1642. Estando en Nueva España concibe una gran Historia del Nuevo Mundo pero la continuó en su nueva y definitiva estancia en Lima, acabándola en 1653, para fallecer en Lima cuatro años después.
Esa magna obra, extensa, es original de planteamiento y escritura, reflejando con detalle pero amenidad hasta descripciones de animales o botánica que son hoy de valor enorme pues diversas especies desaparecieron posteriormente, de hecho ya en 1804 se hizo edición parcial por el botánico Cavanilles, muy interesado en la flora descrita. Cobo estudió la cultura incaica también bastante desde la perspectiva religiosa aparte del enfoque de historia natural, observando lo idolátrica que era desde la visión de un religioso católico como jesuita que era, pero lo hace con interés histórico pues recoge los sacrificios humanos, ritos de sangre familiares, como dar muerte a propios hijos, y en fin, realidades cruentas que contrastaban con el nivel avanzado de civilización de la cultura inca en otros campos. Localizó el manuscrito de la obra Juan Bautista Muñoz en Sevilla, haciendo copia hoy en la BNE. La publicó el estudioso americanista Jiménez de la España en 1890/93, luego la BAE la reedito esa primera edición en 1956, en sus catorce libros de la primera parte, pero añadió texto de la segunda parte, concebida en tres libros, sobre la Fundación de Lima, el texto del manuscrito que nos ocupa. La copia de esta parte, de la Real Biblioteca, que es de 1784, fue sacada por Muñoz a la par que la de la primera parte sita en la BNE, aunque eran de manuscritos distintos, el de la Fundación estaba en manos de un particular, explica Muñoz en una nota preliminar existente en el manuscrito que se comenta.
En la Fundación de Lima, concebida con entidad propia hacia 1639 pues esa fecha figura en la portada del manuscrito palatino, se describe la ciudad de Lima como cabeza virreinal. Dedica la obra a Juan de Solórzano Pereira, jurista indiano notabilísimo y consejero de Indias en Madrid pero que antes residió tiempo en Lima. Son tres libros, abundosos de capítulos, con 90 en total, y el primero es muy de historia institucional de Lima. Trata de los primeros tiempos hispanos bajo Pizarro y de la evolución posterior de sus órganos de gobierno; el libro segundo es más cultural pues se centra en edificaciones, la acción de las órdenes religiosas y otros aspectos más convivenciales; y el tercero se centra en los hospitales y colegios, instituciones claves de la vida cotidiana. Sería Manuel González de la Rosa quien en 1882 publicase la Fundación. La importancia del texto manuscrito reside así en el amplio espectro cultural e informativo que nos detalla en esta obra Cobo, aunque para la historia natural del Perú hay que acudir más a la primera parte de la Historia.
Cuando se decidió incorporar a la Real Academia de la Historia los manuscritos americanistas de Muñoz en 1816/17 al tener la Academia funciones de cosmógrafa mayor de Indias, el presente manuscrito permaneció en la Real Biblioteca junto a otros suyos muy destacados, sin duda por ser éste igualmente relevante.