La polémica heráldica del retablo real de Catedral de Puebla de los Ángeles (México)

Juan de Palafox y Mendoza, Obispo de Osma. Retablo, II [Material gráfico]. s. XVII (1640-1649). Descripción:1 dibujo: plumilla; 318x215 mm.

Pertenece a: [Colección de papeles relativos a don Juan de Palafox y Mendoza]. Descripción:  s. XVII (1633-1694). 318x215 mm. Pasta goteada  con tejuelo en lomera de la primera época del Taller de Juego de Pelota.
Signatura: II/1991, f. 24
Procedencia: Colección Palafox, ingresada en 1785 en la Librería de Cámara

Dentro de su amplia e intensa labor constructora y decorativa de Palafox en la catedral de su diócesis de Puebla de los Ángeles, capital de Tlaxcala, y la más relevante tras la de la capital virreinal, quiso rendir homenaje a la Corona con un retablo dedicado a ella, tras el llamado Altar de los Reyes, en la capilla mayor. Todo este volumen se ocupa de la cuestión del retablo real, que levantó polvareda de polémica, siempre compañera de Palafox en Nueva España. Se trata de un retablo que finalmente tuvo características muy similares al diseñado y descrito en el manuscrito, si bien es más elevado en altura al presentar un nivel más. Este altar presenta tres pisos columnados dobles bajo un orden dórico clásico. En el registro superior, sobre un arco de medio punto al centro, se alojaban a cada lado de un vano central unas pinturas con el blasón real.


En los dos blasones reales había dos cuarteles de Castilla y León y otros dos de Aragón y al timbre del blasón, al exterior, el collar de la Orden del Toisón de Oro, como gran maestre que era la Corona. El retablo, en su remate heráldico regio reflejaría así la presencia real en la Puebla de los Ángeles y su diócesis, como patronos protectores los reyes de Castilla. De hecho, en los nichos laterales del retablo se encuentras reyes canonizados, y en los laterales superiores se disponían los escudos territoriales de la Monarquía hispana. Se mostró libre a la hora de reflejar los cuartelados en los escudos reales referidos, sin ajustarse a los cánones heráldicos imperantes para ellos en sus figuras representadas y orden del cuartelado, pues era una mixtificación de las blasones de las coronas de Castilla y Aragón expuesta de modo nunca visto, habiendo cartas de queja por ello que llegaron a Madrid escritas desde Nueva España, caso de una de un fiscal, Pedro Melián, escandalizado (RB, II/1992, ff. 22-23v). Junto a este homenaje iconográfico, Palafox quiso dejar constancia de que gracias a su férrea voluntad se dio gran impulso a la fábrica catedralicia y junto a los blasones reales y territoriales de la Corona ubicó el de su familia, el de la casa de los marqueses de Ariza al ser hijo natural del II marqués, testimoniando dicho impulso en la obra. 


Pero levantó gran polémica el blasón de su casa pues se entendió ofensivo para la propia Corona que un servidor de ella quisiera equipararse a su grandeza, aunque ese no era el propósito. Cuajó no poco la idea en la opinión pública de que quería ostentar los máximos poderes en el virreinato, dado su fuerte carácter, y se vio como acto de soberbia, provocando fuerte polémica social ambas cuestiones heráldicas. El hecho es que tras su vuelta a España se le notificaría el arranque de los escudos que había colocado en el remate del Altar de los Reyes.
 

Retablo II, material gráfico

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